Mientras se vive el alto al fuego en la Franja de Gaza —entrado en vigor el 19 de enero de 2025, entre HAMAS y el ente ocupacionista— y la liberación de hasta ahora 310 entre secuestrados y presos palestinos, constituyéndose no sólo una victoria de la resistencia palestina, sino también la unidad, ya que pertenecen a varias facciones palestinas, incluidas la Yihad Islámica, Al-Fatah, el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP), entre otras; el régimen sionista israelí en su derrota trasladó sus agresiones a Cisjordania ocupada.
El ejército israelí al presente continúa sus ataques en varias zonas en Cisjordania, especialmente la ciudad de Yenín, bajo la llamada “operación militar Muro de Hierro”, cometiendo varias violaciones a los derechos humanos, como el impedimento de la labor de asistencia de los equipos médicos, bloqueos de hospitales, demolición de viviendas, campañas de arrestos, y el asesinato de hasta ahora más de 70 palestinos, incluidos niños.
A eso añadir que la ocupación israelí destruyó 100 edificios en Yenín, Cisjordania, bajo la dirección del primer ministro Benjamín Netanyahu y del ministro de Defensa (Guerra) Israel Katz, dejando sin hogar a muchísimas familias.
Esta es la limpieza étnica que lleva a cabo el régimen israelí sobre el pueblo palestino: ya se apoderó de más del 85 por ciento de su territorio.
Según el artículo 49 de la Cuarta Convención de Ginebra, estos asentamientos violan el derecho internacional, ya que la destrucción de propiedad privada o estatal de una población ocupada constituye un crimen de guerra. Esto también lo establece el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y muchas otras leyes; sin embargo la entidad sionista desoye toda ley, convención o resolución ante los ojos de los organismos internacionales.
Al igual que el presidente de los EEUU, Donald Trump, que no sólo ha dado vía libre a los colonos israelíes en su determinación de eliminar a los palestinos; sino también en su propuesta de “reubicación”, de querer ver a Jordania, Egipto y otros países árabes acoger a refugiados palestinos para “limpiar” el territorio devastado por el genocidio, constituyéndose sin lugar a dudas una continuación de las políticas sistemáticas del apartheid del “lobby sionista”.
Sin embargo, el régimen israelí no ha conseguido vencer a los Movimientos de Resistencia Palestina, ni lo logrará; ya que como lo estamos comprobando los palestinos no abandonarán su tierra, esto lo hemos visto en los más de 15 meses de genocidio, y crímenes de guerra, financiados por Estados Unidos y los países europeos, donde fueron asesinados más de 48.000 palestinos y líderes de la resistencia.
La población palestina y sobre todo gazatíe se sigue manteniendo firme en su resiliencia, a pesar de la devastación masiva, donde el 90% fue reducido a escombros, y que, según una evaluación del Programa de Desarrollo de la ONU, Gaza necesitaría “aproximadamente 80 años para restaurar todas las unidades de vivienda completamente destruidas” si el ritmo de reconstrucción sigue la tendencia de varios conflictos anteriores en el enclave costero.
En una multitudinaria marcha, desde el Sur, los palestinos desplazados —más de 300.000 según estimaciones— comenzaron a regresar al norte de la Franja de Gaza en la mañana del lunes 27 de enero, una marea humana de sobrevivientes, niños, mujeres, hombres y ancianos eludiendo escombros, evitando los inmensos cráteres que abrieron las bombas sionistas, caminaron sin parar hasta sus casas destruidas, unos cargando a cuestas sus pocas pertenencias, otros con muletas, otras heridas, pero con un solo objetivo, el de quedarse en su tierra; así como lo hicieron hace 77 años en la Nakba (Catástrofe), cuando fueron expulsados.
Sin duda alguna que esta marcha del retorno es una muestra más de la clara oposición a cualquier plan que intente forjar su expulsión, pues esta negativa de abandonar Gaza y Palestina se ha convertido en un símbolo de resistencia ante las políticas sistemáticas del apartheid israelí, y ante la propuesta de limpieza étnica de Trump.
En ese sentido, ante el saqueo y el genocidio con su propuesta de asentamiento en Cisjordania, se insta a la comunidad internacional a intervenir para frenar la destrucción y aniquilación masiva por parte del régimen israelí; así también pedir que cese su impunidad, pues Palestina es un Estado libre e independiente y es una causa de la humanidad.
Sdenka Saavedra Alfaro
Escritora, corresponsal de HispanTV