CUANDO 12 AÑOS NO SON POCOS

Mar 5, 2025

Físicamente nos dejaste aquel aciago 12 de marzo de 2013, pero desde aquel 4 de febrero de 1992, cuando decidiste poner fin a las políticas neoliberales en Venezuela, iniciaste un camino sin retorno para el futuro de tu país y de toda América.

Marco A. Santivañez Soria

Periodista

Hoy no te rendimos homenaje por tu partida, porque nunca te fuiste. Sigues con nosotros, sigues siendo la cabeza de la Revolución Bolivariana y uno de los grandes líderes de la Patria Grande.

Físicamente nos dejaste aquel aciago 12 de marzo de 2013, pero desde aquel 4 de febrero de 1992, cuando decidiste poner fin a las políticas neoliberales en Venezuela, iniciaste un camino sin retorno para el futuro de tu país y de toda América.

No se olvida tu lucha, tu encierro, tu victoria democrática y tus ideales, que marcaron, marcan y marcarán los destinos de los pueblos que han sido y siguen siendo oprimidos por el imperialismo, el neocolonialismo y el fascismo. Aún aquellos que te adversaron respetan y se frenan ante el legado que dejaste en esta vida.

Mi Comandante Eterno, nunca usaste las armas contra tu pueblo, nunca invadiste territorio alguno. Siempre diste todo por amor a la Patria Grande. Y, aun así, tus detractores se empeñaron en tildarte de dictador.

No olvido aquella mañana del 3 de diciembre de 2006, cuando cruzamos nuestras primeras palabras en la puerta que da al Balcón del Pueblo. Me diste la bienvenida a tierras venezolanas y me hiciste sentir como un hijo más de Caracas, y no como un foráneo.

Todavía me tiembla la mano al recordar aquel domingo en que me extendiste la tuya para un apretón revolucionario. Hoy te recuerdo con el mismo cariño y amor que tu tierra me brindó durante los tres años que viví en Venezuela. Pero, sobre todo, te recuerdo por tus palabras y tus discursos, en los que pedías la unidad del pueblo americano para evitar el retorno de la derecha fascista, aquella que tanto daño hizo al continente y que hoy intenta resurgir desde el corazón de la América Morena.

Hoy no es un día de tristeza, sino de recuerdo y alegría, para decirte: «Mi Comandante, seguimos aquí, en la lucha revolucionaria, desde nuestra trinchera comunicacional», porque tus palabras y consejos siempre calaron hondo.

Mi Comandante eterno, simplemente: honor y gloria para ti. Los hijos de Túpac Katari, Bartolina Sisa, Guaicaipuro y Simón Bolívar estamos aquí para seguir regando tus ideales y defendiendo la Revolución Bolivariana.

¡La lucha sigue, Chávez vive!